Cuánto puede expresar un tema musical,
no es necesario mil palabra,
no es necesario un vídeo,
no es necesario mirar a los ojos,
no es necesario tener a alguien a tu lado,
sólo es saber escuchar,
para entender, para comprender, para compartir,
los mil sentimientos del compositor,
conocer de sus alegrías, de sus dudas,
de sus tristezas, de sus éxitos, de sus fracasos,
de sus nostalgias ahogadas,
de llegar al fondo y de allí salir,
salir de ese hoyo para vivir,
para vivir lo nuevo desconocido que nos espera.
¿Qué mágicos mensajes hay?
que misterios envuelve la música,
que sin palabras, dicen tanto, mucho y todo,
que silencios grita la nostalgia de un corazón,
cuántos misterios tiene la vida,
cuánto corregiría, . . . cuanto,
si volviera a vivir mi vida.
Saberte que mía no eres, y que de otro si
saber como luchas por su amor,
y yo aquí doliente y resignado,
que sea feliz me digo.
Todo era tan simple,
sólo conversar, preguntar y ...
saber la verdad,
mas debo de suponer y dejarla ir,
solo sé de un loco corazón mío,
que no hace caso a las razones,
oh, . . . sobreviviente corazón.
Su supieras amada mía,
de mi escondite secreto,
de mis logros alcanzados,
por ti, por mi, para los dos,
que hoy se quedan sólo conmigo,
son como regalos y trofeos sin entrega,
mil carta escritas,
sin entrega, sin destino,
una verdad sin decirte a ti,
amada mía.
Si vuelvo a vida, amada mía,
te buscaré, te encontraré
para nunca mas dejarte, ni alejarme,
serás mía, solamente mía,
y por fin, al fin,
felices seremos,
en la otra vida, vida mía.
Hoy escribo tal vez lo último,
tal lo primero.
Hoy soñé contigo, tal vez por última vez,
tal vez por primera vez,
tal vez, . . .